Fenómenos poltergeist en Cerler

El 11 de marzo de 1991 la tragedia se cernía sobre un grupo de soldados en el pico de Tucablanca de Paderna provincia de Huesca. Muy cerca de dicha localización se encuentra el refugio militar de Cerler, lugar en el que soldados de diversos acuartelamientos efectúan sus maniobras militares.

Pico de Paderna

El refugio es un típico edificio de montaña con cubierta a dos aguas y tres plantas. En la planta superior se encuentra el «secadero», zona en la que se tiende la ropa de cama y otros enseres después de pasar por lavandería. Debajo de este piso se encuentran los dormitorios y dependencias de los suboficiales, y por último, en la planta baja  se sitúan la cocina, el comedor y demás dependencias comunes.

En el citado día un grupo de soldados se dirigen en plenas maniobras hacia el lugar llamado la Malagueta, pero no llegaron a su destino debido a que el día era muy caluroso y además las maniobras habían comenzado muy entrada la mañana. Estos dos factores hacían temer a los suboficiales que el peligro por alud de nieve fuera más probable de lo habitual.

Deciden volver al refugio por el pico de Tuca Blanca de Paderna, y comienzan el descenso organizados en pequeños grupos de diez o doce individuos formados en filas.

David, uno de los soldados supervivientes relata como a mitad de la bajada escuchan un sonido parecido a un gran trueno. Al girarse David menciona el suceso «como si la montaña se nos viniese encima». El alud sepultó a los soldados, pero con tal suerte para David que la lengua de nieve se detuvo a escasos dos metros de nuestro protagonista.

Muchos soldados salieron  de la nieve por sus propios medios, y otros debieron ser ayudados por equipos de rescate. Algunos de ellos perecieron al quedar desorientados debajo de la nieve y excavar hacia abajo o incluso hacia un lado en lugar de hacerlo hacia arriba. El resultado fue de 9 personas fallecidas, dos suboficiales y siete soldados. Algunos de ellos no pudieron ser rescatados hasta pasados unos días. Los cuerpos fueron trasladados hasta el refugio militar y en el secadero se instalo la capilla ardiente, donde los cuerpos permanecieron días antes de celebrarse un funeral militar.

Monolito en homenaje a los fallecidos

 

Al día siguiente el suceso aparecía en prensa

Unos meses después es el momento en el que los soldados comienzan a comentar sucesos paranormales que se suceden uno detrás de otro en el refugio. Algunos de los soldados permanecen más tiempo en el lugar ya que su tarea es constante allí, aunque otros al estar de maniobras permanecen un tiempo menor. Pero a pesar de ello y durante años los distintos grupos de militares que se alojan en el refugio temporalmente hablan de los mismos fenómenos. A tanto llega la situación que algunos de los altos mandos llegaron a plantearse encargar una investigación paranormal del lugar. También la prensa aragonesa se hizo eco de los fenómenos.

Diario del Altoaragón 28-09-1992

En correos electrónicos enviados a la Cadena SER por soldados que pasaron por el refugio se describe como las taquillas de los soldados fallecidos se abrían y cerraban solas con gran estruendo. También uno de los soldados estando de guardia en la garita exterior ve como una noche un grupo de soldados ataviados con las gorras que únicamente se utilizaban en el exterior del refugio (en las maniobras) forman delante del edificio y poco después desaparecen.

La escucha de pasos en pasillo donde no hay nadie también era frecuente, así como voces. Incluso en sesiones de ouija celebradas por los soldados aparecían iniciales que coincidían con nombre y apellidos de los difuntos. Alguno de los emails describe la apertura de puertas y contraventanas sin tocarlas nadie.

El secadero. Epicentro de los fenómenos

Un testimonio bastante fiable es el de un Guardia Civil que permaneció como soldado en Cerler desde el año 1994 hasta el 1998. En llamada telefónica al programa de radio Milenio 3 cuenta como los días allí eran de auténtico pavor y terror. Sus palabras textuales eran

«…allí se pasa miedo»

Tanto era el temor que pasaba las noches de guardia pegado a la ventana de su garita para mantener contacto visual con el cuerpo de guardia, el cual se encontraba a escasos 10 metros. Este mismo soldado cuenta como una noche sonó un gran estruendo dentro de la cocina. Acompañado por el responsable de la dependencia, comprobaron como todos los platos, vasos y demás utensilios se encontraban en el suelo sin haber sufrido daño alguno.

Llegó a sentir en ocasiones como algo le rondaba y parecía dar vueltas a su alrededor. Tanto le asustó este hecho que llego a consultarlo con el capellán, y este solo le pudo aconsejar que rezase.

Taquillas de los soldados

 

Pasillo donde aparecen voces y sombras

INVESTIGACIONES

Han sido varias investigaciones las llevadas a cabo en el refugio. El periodista especializado en fenómenos paranormales, Juan Jesús Vallejo se alojó varios días en el refugio y entrevistó a varios miembros del equipo militar. Juan Jesús hace hincapié en que los militares son personas acostumbradas a vivir en condiciones de tensión y que por lo tanto no mienten y no se sugestionan fácilmente. Recogió testimonios que hablan de luces extrañas en el monte, golpes en las taquillas de los fallecidos, sombras y un casquillo de bala de cañón que se dispara solo. El más espectacular de los hechos sucede cuando una noche se abren de golpe todas las ventanas de la primera planta.

Otro soldado le relato como una noche presa del terror, llegó a efectuar un disparo contra una sombra extraña. También conoció el hecho de que se encargó un informe psicológico por parte del Ministerio de Defensa acerca de los soldados, y la conclusión fue que todos estaban perfectamente equilibrados mentalmente.

Ciertos investigadores llegados de Barcelona no soportaron la estancia y abandonaron el refugio antes de terminar sus pesquisas. Ese terror se hace patente en el comportamiento de los soldados, que al parecer jamás van solo a ninguna dependencia del refugio.

Una investigación posterior por parte de Antonio Pérez y su equipo de Radio Némesis dio como fruto una serie de psicofonías y mimofonías que a continuación se pueden escuchar.

Una voz dice «dale» y a continuación algo golpea la grabadora. Después se comprobó que no se había movido.

Uno de los investigadores escucha como golpean una ventana desde fuera si haber nadie.

En esta otra psicofonía se escucha como una puerta bloqueada con un extintor se abre y cierra sola.

Era frecuente escuchar como la lluvia caía en el tejado del secadero a pesar de no estar lloviendo.

Un grito escuchado por un investigador.

En una pregunta formulada por los investigadores sobre porqué los fallecidos siguen allí, reciben como respuesta: «no he encontrado el misterio aún».

Una voz dice :»Raúl, que lo paguen» quizá refiriéndose a una negligencia en el accidente.

En una sesión para intentar contactar con los fenómenos se escucha: «Porque nos reunís?

La más escalofriante es esta en la que se oye: «aquí hay muerte».

 

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